sábado, 18 de octubre de 2008

El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo”

Cuando Jesús dice: que renuncie a sí mismo, propone a los que quieren seguirlo su propia vida como modelo de una vida perfecta, con una imitación fiel de su vida, según la medida de nuestras fuerzas. Lucas dice en su relato, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo (Lc 9; 23-26); El segumiento de Jesús, nos exige negarse a un mundo de exigencias personales y cómodas. Es una vida nueva, que lleva consigo un sacrificio frente a las cosas mundanas, pero que al final tiene su ganancia eterna. El discípulo de Jesús ha de estar dispuesto a toda persecución y muerte.

Nos dice Jesús: Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. Esto es, el que quiere vivir según esta el mundo y continuar gozando de las cosas temporales que la vida terrenal ofrece, éste la perderá, porque no la conduce a los términos expresado por el Señor en la bienaventuranza. Y por el contrario, añade: “el que pierda su vida por mí, la encontrará. Es decir, el que menosprecia las cosas terrenas y temporales, prefiriendo la verdad, la vida recta, el trabajo solidario por sus semejantes, la incasable tarea por los derechos del hombre entregados por Dios, la búsqueda de la paz, la vida según los evangelios, aún exponiéndose a la muerte, en otras palabras, pierde su alma por las enseñanzas de Cristo, más bien la salvará.

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